Ha abierto los ojos
dos minutos antes de que le sonara el despertador. Cada lunes le pasa igual,
dos minutos antes de las ocho de la mañana se despierta y ya no se puede volver
a dormir, sólo que hoy lo ha hecho agitado por el ruido del viento. Toda la noche
ha oído cómo las ramas de los árboles que rodean su casa se agitaban y ha
notado cómo se colaba un ligero soplido por debajo de la puerta, una voz ronca
que resonaba en todos los rincones de la habitación, como si detrás del armario
o debajo de la cama se escondiera un hombre alto y gordo con un altavoz,
susurrando y gritando a la vez. Sin querer se está volviendo a dormir pero lo
que le despierta, a las 8 de la mañana del lunes 2 de febrero, no es el
despertador: es la ráfaga de viento más fuerte que ha oído nunca. Abre los ojos
y mira aterrorizado a su alrededor, no había nada, estaba solo en su casa,
como cada lunes se levantó y se hizo una taza de café con leche y su cucharada
de azúcar, fue de camino al trabajo pero ese día no fue nadie, también le
extrañó no ver nadie por la calle, volvió a casa, puso las noticias y se enteró
que ese día 2 de febrero había vacaciones en su país, por eso no había nadie en
la calle, todo el mundo estaba durmiendo.
Durante todo el día se intentó y
no pensar en el viento que hacía hoy,
por la tarde se fue al bar de la calle de enfrente a tomarse una cerveza
cuando…
Todo el mundo en el bar hablaba del mismo tema: el viento…
ahí tuvo una charla con el camarero hasta que entro un hombre vestido de negro
con ganas de buscar problemas, ahí
intentó meterse con el camarero, más tarde se sentó y empezó a gritar:
-¡El fin del mundo está aquí, el viento sagrado ha llegado!
Eso que eran las 22:00 y yo aún tenía esas palabras en la
cabeza… me acosté ya que el día siguiente tenía que ir a trabajar, no pude
pegar ojo en toda la noche por el miedo.
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