"Ha abierto los ojos dos minutos antes de que le sonara el despertador. Cada lunes le pasa igual, dos minutos antes de las ocho de la mañana se despierta y ya no se puede volver a dormir, sólo que hoy lo ha hecho agitado por el ruido del viento. Toda la noche ha oído cómo las ramas de los árboles que rodean su casa se agitaban y ha notado cómo se colaba un ligero soplido por debajo de la puerta, una voz ronca que resonaba en todos los rincones de la habitación, como si detrás del armario o debajo de la cama se escondiera un hombre alto y gordo con un altavoz, susurrando y gritando a la vez. Sin querer se está volviendo a dormir pero lo que le despierta, a las 8 de la mañana del lunes 2 de febrero, no es el despertador: es la ráfaga de viento más fuerte que ha oído nunca. Abre los ojos y mira aterrorizado a su alrededor". Lo encuentra todo igual, pero notó ese escalofrío tan frío que le congeló todo su cuerpo desnudo en segundos. Se vistió y salió, vio que no estaba en su pueblo de Madrid sino en el Polo Norte, no sabía qué había ocurrido pero él se sintió como en casa.
Empezó su nueva vida allí comiendo peces y lo que encontraba, así pasó toda su vida; pensó que eso lo tenían que saber y escribió un libro sobre todo que le sucedía allí mismo, ya fuera de un oso o de un iglú o de una persona en peculiar. Solo y tan solo quería dormir y acabar ese libro tan especial que al cabo de unos años ese libro no se sabe cómo recorrió todo el mundo hasta llegar de vuelta a España a las manos de una niña de 8 años llamada Paola, donde supo que ese libro era su mejor amigo llamado Bajo el dormir profundo.
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